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miércoles, 8 de junio de 2011

EL VOTO DEL ODIO, PROTEJÁMONOS



Espero que dentro de un año tenga que reconocer mi equivocación ante lo que voy a escribir, pero tengo sospechas que no erraré ante lo que estoy percibiendo en el ambiente, y no puedo evitar incertidumbre a lo que pueda pasar de aquí al año que viene.

Quien esto escribe siempre ha entendido que en democracia los partidos dan a conocer sus programas y los electores votan a la mejor opción y nunca jamás contra una opción. Votar “contra” en vez de “a” puede resultar un juego peligroso que puede explotarle en las manos a quien lo utilice. Eso es lo que temo que pueda suceder.

La amplia victoria popular en las municipales y autonómicas, además de ser un severo castigo al gobierno, se convierte en un prólogo de una posible y amplia victoria del principal partido de la oposición, en las elecciones generales del año que viene.  A este torbellino, el Partido Socialista Obrero Español, y la izquierda en general,  poco pueden hacer ante el gravísimo desgaste que sufren. De nada valen cambios de candidatos ni campañas de lavado de cara. Ya no le sirven, es tarde, muy tarde, demasiado tarde. Por tanto es muy posible que en los próximos meses  empleen un arma que en el 2.004 les dio excelentes réditos y a la que yo doy en llamar  “El voto del odio”.

Los ciudadanos serán bombardeados en los meses que faltan para las elecciones generales en consignas como “que viene la Derecha” (¡el lobo, el lobo!) y quien no vote a las izquierdas son fascistas o poco menos.

También azuzarán al  votante  de izquierdas que, hastiado de los desatinos que percibe en la gestión de la crisis, no desea votar, ya que la opción sería votar al Partido Popular y no están por la labor. Mi profundo respeto a ese votante. Y este será el mensaje: Si no me votas al menos hazlo contra la derecha.

¿Qué sucedera? Sencillamente, se resucitarán agravios de hace ochenta años. Activarán odios ficticios y recordarán desde petroleros hundidos hasta  guerras  lejanas  (Libia y Afganistán no cuentan) y ya no hablemos de sastres que hacen su agosto en tierras mediterráneas. Los paniaguados de la mal llamada cultura, entrarán en acción y nos aburrirán con su mismo discurso y eso sí: ¡Que viene la derecha! Y yo me pregunto ¿y si viene qué?

Que yo sepa, que nosotros sepamos, estamos en una democracia, y cualquier democracia con buena salud, es normal que alternen en el gobierno los partidos políticos, y es lógico que quien lo hace mal debe dejar el poder y dar una oportunidad al siguiente. Así funciona la democracia.

Espero que tal cosa no suceda, pero lo que estoy empezando a ver no me tranquiliza. Se quiere incitar al voto del odio, lo cual repruebo. El autor anima al electorado que demuestre su inteligencia votando a quien crea más conveniente, pero nunca contra un partido, voten con tranquilidad y sin animadversión, sobran opciones.

Y a quienes van a agitar el fantasma de la derecha solo les puedo decir una cosa: Los fantasmas no existen, salvo en las discotecas.

Siempre he pensado que en política, al adversario se le combate con argumentos y convenciendo, jamás venciendo. El juego limpio y el respeto a quienes están en el otro lado son básicos. Evitemos votar “contra” porque el odio al adversario político puede socavar nuestra convivencia, enfermar nuestra democracia y caer en demagogias que a nada conducen. Somos ciudadanos de nuestra nación y tenemos que estar a la altura.

Soy Mikel O Ferdinand  y creo en la democracia y en el respeto a quien no piensa como yo.

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